Autor: Usuario
Temática: General
Descripción: 6 Uno diaba la noche. Estaba tan llena de oscuridad y secretos. Cuando el sol desaparecía, el mundo se sumía en las sombras, ocultando el mal que acechaba. Cuando se volvía oscuro, cazaba. No había ninguna luz de sol para mantenerme a raya. Las sombras acariciaban mi cuerpo cuando hacía cosas que nunca podría hacer la luz del día. —¿Estás lista? —preguntó Wesley. Wesley, apodado Wes, era mi mejor amigo y socio. Crecimos juntos en Londres, pasando casi cada día uno al lado del otro, entrenando para aquello en lo que nos convertiríamos. Wesley parecía un ángel, sus ojos azul pálido y pelo rubio le hacían parecer inocente. Con los años, lo había visto crecer desde un rostro redondo de niño hasta el cincelado hombre que era hoy. Su mandíbula fuerte, labios llenos y nariz recta casi le hacían parecer un modelo de pasarela. Si no fuese por la cicatriz que tenía desde la oreja hasta el cuello, podría haber sido modelo. Había logrado conseguir ese trofeo en una misión cuando sólo teníamos dieciséis años. La odiaba, pero a él no le importaba en absoluto, a menudo bromeaba con que eso le hacía parecer peligroso. Lo hacía, pero ese no era el punto. Para mí, le hacía parecer un ángel imperfecto, si existiera tal cosa. —Vamos a hacerlo —dije mientras abría la puerta de mi auto. Wesley hizo lo mismo. Nos encontramos en mi lado del auto y nos fundimos en las sombras que nos rodeaban. Eran casi las tres de la mañana, las calles de Londres, normalmente llenas, estaban desiertas en esta parte de la ciudad. Nos mantuvimos en silencio, ni siquiera las suelas de nuestras pesadas botas negras hacían ruido. Habíamos estado entrenando durante años para mantenernos en completo silencio. Permanecimos en callejones y sombras mientras caminábamos los dos bloques hacia donde estaba nuestro objetivo. Cuando llegamos al edificio de apartamentos, miré al frente del mismo buscando movimiento o cualquier cosa. Después de varios minutos, me giré hacia Wesley y levanté una ceja. Sacudió su cabeza antes de señalar hacia arriba. Puse mis ojos en blanco. Por supuesto que iba a hacer esto difícil para nosotros. Nos dirigimos hacia el callejón trasero. Asentí hacia el lugar donde había dos contenedores de basura, uno al lado del otro. Wesley se movió frente a mí y trepó silenciosamente encima de uno de ellos. Agarró mi mano y me llevó hacia arriba. Los contenedores no eran nada para él ya que medía más de uno noventa, pero yo tenía problemas ya que no llegaba ni al metro con sesenta centímetros. —Salida de incendios —susurró en mi oído. Miré hacia arriba y vi una que estaba a poco más de tres metros por encima de nuestras cabezas. Silenciosamente, Wesley me agarró y me subió encima de sus hombros. Con cuidado de no hacerle daño, me levanté hasta que estaba de pie sobre sus hombros. Salté y logré agarrar el último peldaño de las escaleras. Mis brazos estaban tensos mientras trataba de empujarme hacia arriba a mí misma. Una vez que mis pies estuvieron en los peldaños, fui rápida con la escalera. Llegué a la parte superior y la bajé, así Wesley podría subir. O
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Temática: General
Descripción: 6 Uno diaba la noche. Estaba tan llena de oscuridad y secretos. Cuando el sol desaparecía, el mundo se sumía en las sombras, ocultando el mal que acechaba. Cuando se volvía oscuro, cazaba. No había ninguna luz de sol para mantenerme a raya. Las sombras acariciaban mi cuerpo cuando hacía cosas que nunca podría hacer la luz del día. —¿Estás lista? —preguntó Wesley. Wesley, apodado Wes, era mi mejor amigo y socio. Crecimos juntos en Londres, pasando casi cada día uno al lado del otro, entrenando para aquello en lo que nos convertiríamos. Wesley parecía un ángel, sus ojos azul pálido y pelo rubio le hacían parecer inocente. Con los años, lo había visto crecer desde un rostro redondo de niño hasta el cincelado hombre que era hoy. Su mandíbula fuerte, labios llenos y nariz recta casi le hacían parecer un modelo de pasarela. Si no fuese por la cicatriz que tenía desde la oreja hasta el cuello, podría haber sido modelo. Había logrado conseguir ese trofeo en una misión cuando sólo teníamos dieciséis años. La odiaba, pero a él no le importaba en absoluto, a menudo bromeaba con que eso le hacía parecer peligroso. Lo hacía, pero ese no era el punto. Para mí, le hacía parecer un ángel imperfecto, si existiera tal cosa. —Vamos a hacerlo —dije mientras abría la puerta de mi auto. Wesley hizo lo mismo. Nos encontramos en mi lado del auto y nos fundimos en las sombras que nos rodeaban. Eran casi las tres de la mañana, las calles de Londres, normalmente llenas, estaban desiertas en esta parte de la ciudad. Nos mantuvimos en silencio, ni siquiera las suelas de nuestras pesadas botas negras hacían ruido. Habíamos estado entrenando durante años para mantenernos en completo silencio. Permanecimos en callejones y sombras mientras caminábamos los dos bloques hacia donde estaba nuestro objetivo. Cuando llegamos al edificio de apartamentos, miré al frente del mismo buscando movimiento o cualquier cosa. Después de varios minutos, me giré hacia Wesley y levanté una ceja. Sacudió su cabeza antes de señalar hacia arriba. Puse mis ojos en blanco. Por supuesto que iba a hacer esto difícil para nosotros. Nos dirigimos hacia el callejón trasero. Asentí hacia el lugar donde había dos contenedores de basura, uno al lado del otro. Wesley se movió frente a mí y trepó silenciosamente encima de uno de ellos. Agarró mi mano y me llevó hacia arriba. Los contenedores no eran nada para él ya que medía más de uno noventa, pero yo tenía problemas ya que no llegaba ni al metro con sesenta centímetros. —Salida de incendios —susurró en mi oído. Miré hacia arriba y vi una que estaba a poco más de tres metros por encima de nuestras cabezas. Silenciosamente, Wesley me agarró y me subió encima de sus hombros. Con cuidado de no hacerle daño, me levanté hasta que estaba de pie sobre sus hombros. Salté y logré agarrar el último peldaño de las escaleras. Mis brazos estaban tensos mientras trataba de empujarme hacia arriba a mí misma. Una vez que mis pies estuvieron en los peldaños, fui rápida con la escalera. Llegué a la parte superior y la bajé, así Wesley podría subir. O